Salmo responsorial 24: Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Flp 2,1-11: Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús
Mt 21,28-32: Ustedes, aún después de ver, no han creído
La conversión de aquellos que el sistema religioso considera pecadores
debería ser una señal profética con el poder de arrastrar a todos hacia
el camino del bien. Sin embargo, esto no es lo que ocurre.
Cada sistema religioso organiza sus
valores en escalas jerárquicas en las que cuenta más la posición que la
propia conciencia. El profeta Ezequiel y el evangelio se refieren a esta
terrible realidad: los que se consideran a sí mismos salvados son
incapaces de cambiar su manera de pensar para abrirse a la acción de
Dios. Los más ilustres representantes de la religión (sacerdotes judíos,
fariseos, escribas, etc.) incurren en el pecado de la falsa conciencia
religiosa, es decir en la pretensión injustificada de considerarse
salvados por sus propios méritos y no por la gracia de Dios. Pablo nos
presenta una aguda reflexión sobre este problema y nos llama la atención
sobre aquellos elementos de discernimiento que nos permiten evaluar
nuestras prácticas cotidianas a la diáfana luz del amor misericordioso y
del servicio solidario.
El profeta Ezequiel le llama la atención a su pueblo, envuelto en
intrigas y completamente enajenado por las permanentes conspiraciones
contra el imperio babilonio. La situación era extremadamente precaria
luego de la primera deportación en el año 597 a.e.c. Los lideres del
pueblo habían sido obligados a marchar a tierras extranjeras y vivían en
condiciones extremadamente precarias. La situación en Jerusalén era
extremadamente volátil. La falta de discernimiento, la manipulación de
los sentimientos patrióticos y el oportunismo de los nuevos lideres los
dejaban a la merced de una nueva y devastadora intervención de Babilonia
como efectivamente ocurrió en el año 587 a.e.c.
En medio de tanta tensión, caos y confusión el profeta hace un
llamado a la cordura y al buen juicio. La falsa consciencia religiosa
estaba inflando los planes de las autoridades del Templo y de los altos
funcionarios de la corte. Se consideraban a sí mismos propietarios de la
salvación y personas más allá del ‘bien y del mal’. Ezequiel los llama a
la humildad y la honestidad, al servicio al pueblo y a la justicia,
pues, en nombre del bien de la patria no cesaban de cometer crímenes e
injusticias que contradecían el fundamento jurídico y ético de la
alianza de Yahvé con su pueblo. Considerarse a si mismo justo, mientras
se comenten las peores atrocidades no es sino un engaño inútil. El bien
consiste en el respeto del derecho y en la práctica de la justicia.
La parábola que hoy nos propone Jesús, denuncia igualmente la falsa
conciencia religiosa. La viña es la realidad del mundo, en la que el
trabajo siempre es arduo y urgente. A esa viña el Padre envía a sus dos
hijos. La respuesta de los dos es ambigua. Sin embargo, sólo el
compromiso del que inicialmente se había negado al trabajo nos permite
descubrir quién actúo coherentemente. De este modo Jesús denuncia a
aquellos dirigentes y a todo el pueblo que públicamente se compromete a
servir al Señor, pero que es incapaz de obrar de acuerdo con sus
palabras. Actitud que contrasta con aquellos que aunque parecen negarse
al servicio, terminan dando lo mejor de sí en la transformación de la
viña.
Esta parábola plantea un dilema que pone al descubierto la praxis de
sus oyentes y que, leída a la luz de los acontecimientos de la época de
Jesús nos muestra cómo los que eran considerados pecadores por el
aparato religioso eran, en realidad, los únicos atentos a la voz del
profeta. La conversión no es un asunto de solemnes proclamas o de
prolongados ejercicios piadosos, sino un llamado impostergable a la
justicia y al discernimiento. Las palabras de Jesús herían la
sensibilidad religiosa de sus contemporáneos que se consideraban
auténticos seguidores de Yavé e inigualables hombres de fe, porque
colocaba delante de ellos el testimonio de aquellas personas que eran
consideradas una lacra social: las prostitutas y los publicanos.
Prostitutas y publicanos no sólo eran profesiones terriblemente
despreciadas, sino que quienes las ejercían eran considerados personas
asquerosas e inadmisibles entre la gente de bien. Jesús ridiculiza todas
esas valoraciones lanzadas desde los pedestales del sistema religioso y
muestra, con los hechos, que ni siquiera la presencia de un profeta tan
grande como Juan Bautista es capaz de transformar las conciencias
anquilosadas y estériles de aquellos que se consideran salvados
únicamente por el alto cargo que ejercen en el aparato religioso.
Pablo nos muestra la misma realidad, desde el interior de la
comunidad cristiana. Los creyentes, por sus mismas buenas intenciones,
están más expuestos a crearse una falsa conciencia religiosa que los
lleve a considerarse superiores a los demás o definitivamente salvados.
El único criterio para determinar la autenticidad de las prácticas
cristianas es lo que el llama ‘entrañas de misericordia’, o sea, el amor
incondicional por aquellas personas excluidas y víctimas de la opresión
y la miseria. Para Pablo, los cristianos no se pueden examinar
únicamente a la luz de criterios piadosos, sino a la luz de la práctica
de Jesús que actuó siempre en el mundo con entrañas de misericordia.
Más allá de una interpretación limitada al contexto judío del momento
de Jesús, esta palabra suya puede y debe elevarse a categoría universal
y a principio teórico: el de la primacía del hacer sobre el decir, de
la praxis sobre la teoría. Un hermano dijo que sí, muy dispuesto, pero
sus hechos desmintieron sus palabras: su palabra verdadera, su palabra
práctica, fue un no. El otro hermano pareció estar desde el princpio
fuera del camino de la salvación, por sus palabras negativas e
inaceptables; pero a pesar de sus palabras, él de hecho fue a la viña,
«hizo» la voluntad del Padre. Decir/hacer, teoría/praxis: el Evangelio
está claramente decantado a un lado, sin vacilaciones, en estas
disyuntivas.
Para la revisión de vida
Los “dos hermanos” tan contrapuestos de la parábola de Jesús se dan
en cada una de nuestras vidas. A veces decimos que sí, pero es que no, y
otras veces decimos no, pero resulta que sí… Sólo Jesús fue «sólo sí
sin sombra de no»… ¿Cómo va esta contradicción en mi vida? ¿Qué partes
de mi vida traicionan mi generosidad y mi buena intención? ¿Cómo puedo
hacer para dar más coherencia a mi vida?
Para la reunión de grupo
- El tema de la parábola de los dos hermanos es el clásico y tan
recurrente tema evangélico de la praxis como criterio de discernimiento.
Las palabras valen si van acompañadas de la praxis. Nuestra calidad
evangélica se mide en la acción, no en las palabras. Comentar.
- El himno que Pablo toma de la comunidad cristiana y transcribe en
su carta nos sirve de testimonio «arqueológico» de la reflexión
cristológica de las primeras comunidades. Podría decirse, en algún
sentido, que Jesús fue «un hecho bruto», y que después comenzó el tiempo
de las interpretaciones. Ya en el mismo Nuevo Testamento hay
cristologías diferentes. Nosotros, con frecuencia, las hemos mezclado
todas, hemos hecho un único coctail, y pensamos que la cristología es
una y que ha sido siempre –y no podrá ser sino- la misma, «única».
Cristología única que, además, atribuimos a Jesús, como si él mismo la
hubiera dictado.
La cristología es hoy día el tratado teológico más en cuestión. El
grupo puede pedir a un especialista que les presente sintéticamente la
problemática actual de la cristología. La revista RELaT
(http://servicioskoinonia.org/relat) tiene bastantes artículos
accesibles sobre el tema. Los grupos más preparados pueden tomar de la
RELaT el texto de John Hick, o –en Brasil- su libro “La metáfora del
Dios encarnado”, colección «Tiempo Axial», Ed. Abya Yala, Quito 2004
(www.latinoamericana.org/tiempoaxial); edición brasileña: Vozes,
Petrópolis 2001.
-Una palabra clásica de José Martí dice: «Hay momentos, en los que la única manera de decir es hacer». Comentar.
-Una palabra clásica de José Martí dice: «Hay momentos, en los que la única manera de decir es hacer». Comentar.
Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia, para que sea maestra de actitudes abiertas y
comprensivas y se comprometa seriamente por hacer un mundo mejor.
Oremos.
- Por todos los gobernantes, para que busquen decidida y solidariamente el respeto de los derechos humanos y favorezcan la solidaridad entre los pueblos. Oremos.
- Por todos los pueblos del mundo, para que encuentro el camino del entendimiento desde la justicia social y la solidaridad fraterna. Oremos.
- Por todos los gobernantes, para que busquen decidida y solidariamente el respeto de los derechos humanos y favorezcan la solidaridad entre los pueblos. Oremos.
- Por todos los pueblos del mundo, para que encuentro el camino del entendimiento desde la justicia social y la solidaridad fraterna. Oremos.
- Por los pobres, los oprimidos y los marginados, para que nuestra
solidaridad con sus problemas les haga recuperar la esperanza. Oremos.
- Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por las personas a las que queremos y las que nos quieren, por cuantos se han encomendado a nuestras oraciones. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que sea consecuente con el “sí” que hemos dado a Jesús y su Evangelio, y no se quede sólo en buenas palabras. Oremos.
- Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por las personas a las que queremos y las que nos quieren, por cuantos se han encomendado a nuestras oraciones. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que sea consecuente con el “sí” que hemos dado a Jesús y su Evangelio, y no se quede sólo en buenas palabras. Oremos.
Oración comunitaria
Oh Dios que en todas las grandes religiones nos muestras la necesidad
de coherencia entre la palabra y la acción; danos el coraje necesario
para que purifiquemos nuestro corazón y fortalezcamos nuestra voluntad,
de manera que entre uno y otra haya en nuestras vidas una total
afinidad, tal como nosotros lo experimentamos en Jesús, nuestro hermano
mayor, que vive y ama contigo por los siglos. Amén.
Señor, que quieres darte a conocer como el Padre misericordioso que
nos perdona y nos da siempre una nueva oportunidad; derrama
incesantemente tu amor sobre nosotros para que, renovados por tu amor,
vivamos siendo siempre coherentes con el “sí” que te hemos dado. Por
Jesucristo.
Extraído de: http://www.redescristianas.net/2011/09/21/domingo-25-de-septiembre-de-2011-26-del-tiempo-ordinario/
Extraído de: http://www.redescristianas.net/2011/09/21/domingo-25-de-septiembre-de-2011-26-del-tiempo-ordinario/
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