Foto de la ciudad de los muchachos destruida por la riada de 1957.
Desde su inauguración a finales del siglo XVIII, se celebraba misa los domingos hasta el año 1936. Aunque pequeña, supo afrontar con valentía cuantos reveses y peligros la acecharon a lo largo de su vida, como la invasión de los franceses, la resistencia de los fuertes temporales y la riada de 1897 conocida como la "riua grossa", para después de largo tiempo de paz y sosiego, sufrir las consecuencias de la guerra civil en julio de 1936 que fue cerrada después de ser asaltada e incenciada por las masas incontroladas que desvalijándola y sacando las imágenes y ornamentos religiosos a la calle fueron quemados, dejándola chamuscada y maltrecha.
Durante la guerra estuvo cerrada y abandonada, sin utilidad alguna, por el riesgo que existía en la zona a causa de los constantes bombardeos de la aviación.
Terminada la contienda, el 1 de Abril de 1939, fue abierta al culto una vez restaurado lo indispensable para celebrar misa, convertida 3 años más tarde en parroquia bajo el ministerio del cura párroco Don Eduardo Gual Camarena.
Para reponer en el altar la nueva imagen de la Virgen se formó una comisión encabezada por D. Lamberto Navarro, hijo y vecino del pueblo. Apremiaba resolver el problema porque se celebraran los Oficios sin Patrona que era suplida provisionalmente por un cuadro con la estampa de la Virgen. Por unas circunstancias que no vienen a caso detallar, parece que hubieron fugas de la creada comisión y don Lamberto Navarro se responsabilizó y con su mayor aporte y otras ayudas el año 1940 se pudo colocar en el altar la imagen de la Virgen.
Por otra parte, la familia de Don Tomás Alfonso Quilis, dice que fue él quien facilitó la madera adecuada para que fuera tallada, material procedente del derribo de fincas.
En honor a la verdad también hay que añadir que en aquella época y para hacer la nueva imagen, la parroquia estableció el pago voluntario de una peseta que Doloretes "la Barquera", acompañada de su amiga Pepeta Sanjuán "la Chala", se encargaban de cobrar cada semana de casa en casa a cambio de la entrega de un sello con la estampa de la Virgen.
El atardecer del día 28 de septiembre de 1949 fue otra fecha aciaga para el barrio debido a la gran riada que llegó a inundar parte de los poblados marítimos hasta el barrio de Nazaret y la ermita volvió a probar el amargo sabor de otra catástrofe. Pero nueve años después, la noche del 13 de octubre de 1957, se repitió la tragedia conmoviendo a toda España por la magnitud. Fue un verdadero desastre que sembró la muerte en tierras valencianas y Nazaret también sufrió las consecuencias. La vieja y querida ermita esa noche sucumbió quedando agrietada pero en pie con sus robustos pilares como brazos maternales sosteniendo la resquebrajada techumbre para proteger a su venerable Hija.
La Virgen fue trasladada a la capilla de las monjas de San Vicente Paul (actual guarderia de las monjitas de Santa Ana), donde provisionalmente se celebraron las misas mientras se buscaba un local más amplio y las autoridades eclesiásticas del momento resolvían el problema.
Posteriormente se habilitó un bajo propiedad de los hijos del carnicero don Hermenegildo María Salvador situado en la calle Alta del Mar nº 76, que había sido empleado para Casal Fallero, de la antigua Falla Nazaret (actual Mayor Moraira). Entre los años 1960-1961 se efectuó el derribo de la vieja ermita, desapareciendo el testimonio histórico que durante muchos años sirvió de lugar de celebración de los cristianos de Nazaret.
Hoy, para que los más jóvenes tengan conocimiento de donde estaba, ocupa el lugar los números 18 y 20 de la calle Fontilles.
Artículo basado en un artículo de Don Juan Castaño en el periódico Nazaret.
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