El año 1913 sucedió un insólito y curioso suceso en el poblado de Nazaret que motivó que se celebraran con más celo y fe las fiestas en honor a la Virgen de los Desamparados, patrona del barrio y titular de la ermita.
El hecho tuvo lugar cuando se celebraban los festejos del 5º Centenario de la arribada a nuestras costas de la milagrosa y venerada imagen del santísimo Cristo del Grao, al que los "graueros" llaman "el negret". Para celebrar tan emotiva efemérides, el cabildo catedralício había convocado la asistencia a los actos a las parroquias cercanas a nuestro litoral desde Ruzafa, la Punta y las restantes iglesias de los poblados marítimos, debiendo portar en procesión su imagen titular hasta la iglesia de Sta. María del Mar en el Grao donde tiene su capilla la venerada imagen, dando con ello más esplendor a las fiestas del 5º Centenario. En aquella época, los vecinos de Nazaret pertenecían a la feligresía de La Punta pero obtuvieron permiso del párroco D. Ranulfo Roig Pascual para que asistieran llevando a la titular de la ermita.
El día señalado, muy temprano fueron concentrándose los vecinos engalanados con las mejores prendas de los días de fiesta en la puerta de la ermita con la imagen en su anda, esperando el paso de los de La Punta, con su titular la Inmaculada Concepción para unirse a ellos.
La comitiva de La Punta hizo su entrada al poblado acompañada de una partición de la banda de música, detalle en el que los de Nazaret no habían pensado y se sintieron avergonzados y acomplejados ante su Virgen. Manifestaron su gran disgusto y el cura tratando de no perder tiempo y continuar el camino les tranquilizó insinuándoles una promesa entredientes de repartir la música cuando cruzaran el río y llegaran a Cantarranas. D. Ranulfo no tenía más intención que poner en marcha la comitiva en una sola procesión puesto que Nazaret no era parroquia, y no cumplió su promesa.
Ello provocó la indignación de los nazarenos, pero el cura no quiso ceder. Viéndose los otros defraudados no lo pensaron dos veces y tomaron la Virgen y se la llevaron a la ermita sin respetar la autoridad del párroco. Aquella gente reaccionó con arrepentimiento por su comportamiento, comentando varios días el suceso. Don Ranulfo tampoco se quedó corto en sus pláticas, afeando y condenando la conducta, tachándola de irreverente y sacrílega.
La reacción de los nazarenos culminó con el deseo de desagraviar a la Virgen. Como penitencia se impusieron sufragar los gastos de la fiesta de la Virgen con el producto de la venta de la pesca que en grupo capturaran todas las barcas durante los días que fueron necesarios hasta conseguir lo suficiente. Desde aquel suceso y en años sucesivos los pescadores se impusieron la obligación de prestar su colaboración a la Fiesta de la Virgen, quedando establecido desde entonces histórico y popular "bol de la Mare de Deu" que consistía en realizar una pesca después de terminar la faena.
Las capturas eran vendidas por las mujeres de puerta en puerta y en los mercados de la ciudad. La recaudación íntegra iba a engrosar el fondo de lo que obtenían durante el año con rifas, donativos y "la replega" final para la fiesta.
Aquella costumbre fue decayendo hasta desaparecer con el advenimiento de la II República en 1931.
Articulo de Don Juan Castaño del Periódico Nazaret.
Como podemos ver la identidad de Nazaret, el sentirse de Nazaret viene de lejos y la autonomía y sentimiento de unidad viene desde mucho tiempo atrás.
El hecho tuvo lugar cuando se celebraban los festejos del 5º Centenario de la arribada a nuestras costas de la milagrosa y venerada imagen del santísimo Cristo del Grao, al que los "graueros" llaman "el negret". Para celebrar tan emotiva efemérides, el cabildo catedralício había convocado la asistencia a los actos a las parroquias cercanas a nuestro litoral desde Ruzafa, la Punta y las restantes iglesias de los poblados marítimos, debiendo portar en procesión su imagen titular hasta la iglesia de Sta. María del Mar en el Grao donde tiene su capilla la venerada imagen, dando con ello más esplendor a las fiestas del 5º Centenario. En aquella época, los vecinos de Nazaret pertenecían a la feligresía de La Punta pero obtuvieron permiso del párroco D. Ranulfo Roig Pascual para que asistieran llevando a la titular de la ermita.
El día señalado, muy temprano fueron concentrándose los vecinos engalanados con las mejores prendas de los días de fiesta en la puerta de la ermita con la imagen en su anda, esperando el paso de los de La Punta, con su titular la Inmaculada Concepción para unirse a ellos.
La comitiva de La Punta hizo su entrada al poblado acompañada de una partición de la banda de música, detalle en el que los de Nazaret no habían pensado y se sintieron avergonzados y acomplejados ante su Virgen. Manifestaron su gran disgusto y el cura tratando de no perder tiempo y continuar el camino les tranquilizó insinuándoles una promesa entredientes de repartir la música cuando cruzaran el río y llegaran a Cantarranas. D. Ranulfo no tenía más intención que poner en marcha la comitiva en una sola procesión puesto que Nazaret no era parroquia, y no cumplió su promesa.
Ello provocó la indignación de los nazarenos, pero el cura no quiso ceder. Viéndose los otros defraudados no lo pensaron dos veces y tomaron la Virgen y se la llevaron a la ermita sin respetar la autoridad del párroco. Aquella gente reaccionó con arrepentimiento por su comportamiento, comentando varios días el suceso. Don Ranulfo tampoco se quedó corto en sus pláticas, afeando y condenando la conducta, tachándola de irreverente y sacrílega.
La reacción de los nazarenos culminó con el deseo de desagraviar a la Virgen. Como penitencia se impusieron sufragar los gastos de la fiesta de la Virgen con el producto de la venta de la pesca que en grupo capturaran todas las barcas durante los días que fueron necesarios hasta conseguir lo suficiente. Desde aquel suceso y en años sucesivos los pescadores se impusieron la obligación de prestar su colaboración a la Fiesta de la Virgen, quedando establecido desde entonces histórico y popular "bol de la Mare de Deu" que consistía en realizar una pesca después de terminar la faena.
Las capturas eran vendidas por las mujeres de puerta en puerta y en los mercados de la ciudad. La recaudación íntegra iba a engrosar el fondo de lo que obtenían durante el año con rifas, donativos y "la replega" final para la fiesta.
Aquella costumbre fue decayendo hasta desaparecer con el advenimiento de la II República en 1931.
Articulo de Don Juan Castaño del Periódico Nazaret.
Como podemos ver la identidad de Nazaret, el sentirse de Nazaret viene de lejos y la autonomía y sentimiento de unidad viene desde mucho tiempo atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario